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Estudiar carreras de Enfermedades Infecciosas

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La Sanidad o Salud Pública y la Epidemiología son dos campos diferentes de estudios, pero con enfoques y aspectos de mucha relación. En general, comparten el mismo objetivo, que es evitar el brote de enfermedades transmisibles, aunque las funciones de un Epidemiólogo con respecto a las que desarrolla un trabajador sanitario de la Salud Pública, son totalmente diferentes entre sí. Sin embargo, los focos de enfermedades infescciosas obliga a ambas disciplinas a trabajar en interacción de funciones, con el fin de salvaguardar la salud general de la población. Cuando las enfermedades -como las causadas por el SRAS y los virus H1N1- matan a un número tan elevado de personas en tan breve tiempo, los líderes Epidemiólogos y las autoridades de la Salud Pública están llamados a contener estas patologías y a establecer un objetivo en común, aunque sus procedimientos varíen.

La Epidemiología, en gran medida se refiere a la comprensión de las causas patológicas y de los grados de frecuencia con que las enfermedades se producen en los diferentes grupos de personas. Por esta razón, por la profundidad de sus estudios de formación, la Epidemiología no se ofrece como un curso de pregrado por la mayoría de las universidades, sino más bien como un curso de formación de postgrado.

Por lo general, el Epidemiólogo tiene diferentes orientaciones, entre las más reconocidas encontramos a los Microbiólogos y Veterinarios, ambos expertos en patologías y microbiología. Por lo mismo, resulta imprescindible que los profesionales especialistas en Epidemiología posean o, en su defecto, adquieran una amplia experiencia en trabajo de laboratorio y tengan disposición para realizar trabajo de campo - como para llevar a cabo análisis de los datos pertinentes, con equipos portátiles de gran modernidad y uso en nuestros días.

Por otra parte, la Sanidad Pública se ocupa de la prevención de los de enfermedades masivas y de las campañas de concienciación y promoción de la salud de la población local, nacional o internacional –dependiendo del grado de importancia de los propósitos sanitarios-. Dado que, la Salud Pública centra más su enfoque en la preocupación por el bienestar general de la población, los casos individuales no tienen prioridad a menos que una enfermedad en particular haya sido contactada por un número considerable de pacientes.

Por lo mismo, se advierte que la Salud Pública realmente tiene un amplio alcance sanitario que atender y cubrir. Durante la época de los brotes, su personal tiene que trabajar en forma conjunta con los Epidemiólogos, ya que su responsabilidad prioritaria es velar por la salud de la población. Otra de las tareas principales de la unidad de Salud Pública es informar al público, a través de cualquier instancia informativa, acerca de cómo proteger su salud. Esta divulgación de información exige, en muchas ocasiones, la organización de una campaña masiva y es por esta razón que numerosos especialistas en relaciones públicas y publicidad forman también parte clave y activa de las unidades sanitarias del personal de la Salud Pública.

En los países del tercer mundo, los Epidemiólogos y los profesionales sanitarios de las unidades de Salud Pública se encuentran sometidos a un arduo trabajo y a una intensiva y permanente demanda, en contraste con los países desarrollados. Esto se debe a la alta incidencia de brotes de enfermedades no erradicadas, definitivamente, como el cólera, la malaria, el dengue, la fiebre alta, entre muchas otras patologías endémicas que se producen permanentemente. Estas situaciones son más frecuentes en estos países, a diferencia de los más desarrollados, que poseen métodos más eficaces para educar la conciencia pública respecto de la salud integral. Contrariamente, los países del tercer mundo tienden a tener su asistencia en zonas muy alejadas y de difícil acceso para la población más necesitada y, por otro lado, el elevado nivel de analfabetismo es uno de los mayores obstáculos para que los programas gubernamentales de educación sanitaria sean realmente eficaces.

Sin embargo, como la mayoría de las enfermedades ya son conocidas y el grado de riesgos que contienen es de fácil asequibilidad y dominio –siempre y cuando la enfermedad o el virus hayan sido identificados- es durante los brotes de enfermedades desconocidas que los Epidemiólogos y unidades de Sanidad Pública viven realmente la preocupación de ser desbordados. Algunas cepas de virus demandan muchísimo tiempo hasta lograr ser identificados y, generalmente, al momento de serlo, ya cientos de vidas han sido reclamadas.

Los estudiantes que por vocación y decisión personal desean optar por esta formación, antes han de comprender y asumir que esta profesión específica de alto riesgo y demanda, conlleva en sí la necesidad de salvar, en ocasiones, a muchos millones de personas en peligro de muerte, especialmente si se trata de virus letales, como el SRAS y la H1N1. La adquisición de una formación que aproxime al estudiante hacia una modalidad de ciencia médica relacionada, sería una primera instancia académica de formación de pregrado, base para proseguir con fundamentos de preparación integral, una posterior carrera de Epidemiología y de Sanidad Pública.