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Luanda

Angola o, como oficialmente se la conoce, República de Angola, es un país situado al suroeste del continente africano con cientos de kilómetros de costa en el Océano Atlántico y con capital en Luanda. Limítrofe con Namibia, Zambia y la República Democrática del Congo, Angola tiene una superficie total de 1.246.700 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 19 millones de habitantes.

A principios del siglo XVI, el territorio que hoy conforma el Estado de Angola estaba ocupado por colonos portugueses, aunque hasta bien entrado el siglo XIX se concentraban casi exclusivamente en las regiones costeras. Fue a partir del año 1800 cuando los colonos comenzaron a desplazarse a las regiones del interior y este del país. Ello se debió en buena parte al mandato de la Conferencia de Berlín de 1884, que exigía una “ocupación efectiva” de los territorios colonizados en África. No fue hasta 1920 cuando se hizo efectivo el control total portugués sobre todo el territorio (incluidas las zonas del interior). Así fue hasta que el país declaró finalmente su soberanía en 1975 tras años de una interminable y sangrienta guerra de independencia. Lamentablemente, incluso después de dicha independencia, los problemas continuaron en forma de larguísima guerra civil, que duró desde el mismo año de independencia, 1975, hasta el 2002. Casi tres décadas de guerra entre nacionalistas portugueses y angoleños que devastaron aún más la ya de por sí frágil nación.

Actualmente Angola todavía debe hacer frente a muchos desafíos, pero existen indicios para la esperanza. El país posee una gran cantidad de recursos naturales incluyendo una enorme cantidad de reservas minerales y de petróleo, lo que ha permitido que experimente un alto crecimiento desde el año 2002. Sin embargo, el índice de desarrollo humano aún es paupérrimo y la tasa de mortalidad infantil continúa entre las más altas del mundo.

Angola fue y sigue siendo un país con una gran diversidad tanto étnica como lingüística. Los descendientes de la etnia Ovimbundu, cuyo idioma es el umbundu, conforman el 38% de la población del país; mientras que los Ambundu, que se comunican en la lengua kimbundu, representan el 25% del total. Un porcentaje más bajo de la población es el que forman la etnia Bakongo, otros grupos nativos africanos, los ciudadanos europeos y los “Mestizos”, con sangre africana y europea. Como en la mayoría de los países subdesarrollados del mundo, el ritmo de crecimiento de la población es desenfrenado, con una estimación de 48 millones de habitantes en Angola en el año 2060 (lo que triplicaría la población actual).

Aunque las raíces de la cultura de Angola son completamente africanas, es difícil ignorar la influencia lusa en el país. El portugués aún se mantiene como idioma oficial, y es usado en todos los actos del Estado así como en la educación, a pesar del hecho de que es raro oírlo fuera de los círculos oficiales. Como en Portugal, la mayoría de los angoleños son Católicos, y su música y bailes tradicionales son una mezcla de estilos africanos y europeos meridionales. Esa convergencia de culturas convierte a Angola en uno de los países más interesantes y desconocidos de África y en un buen lugar para visitar.

Educación en Angola

Antes de obtener la independencia de Portugal, las oportunidades de recibir educación en Angola eran muy limitadas. Durante el periodo de ocupación, las escuelas eran establecidas y administradas por los misioneros católicos y protestantes, aunque la política educativa estaba controlada por el gobierno portugués. Las escuelas primarias sólo se ubicaban en zonas urbanas y consistían en dos cursos de dos años de duración cada uno. La educación secundaria solo era posible para un pequeño porcentaje de angoleños. De hecho menos de un 20% de los alumnos acudía a los centros de educación secundaria del país, tendencia que se mantuvo a lo largo de las décadas de los sesenta y los sesenta, lo que generó en Angola una paupérrima tasa de alfabetización (aproximadamente del 20 o el 25%).

Tras la independencia, los enfrentamientos entre nacionalistas portugueses y angoleños que desembocaron en la guerra civil provocaron que el sistema educativo quedara destrozado. La mayoría de los profesores cualificados huyó del país y, la asistencia de alumnos a las escuelas fue bajísima. En 1976 el Gobierno de Angola puso en marcha una campaña para la alfabetización de sus habitantes, enseñando a leer a casi medio millón de personas. En 1997, más de un millón de estudiantes estaban matriculados en alguna de las escuelas primarias de Angola, y cerca de 110.000 lo habían hecho en la educación secundaria (más del triple que en 1973).

Hoy en día la educación es gratuita y obligatoria para los estudiantes con edades comprendidas entre los siete y los dieciséis años. La escuela primaria dura cuatro años, y sus alumnos tienen siete y diez años de edad. La escuela secundaria, para estudiantes desde los once hasta los dieciocho, tiene una duración de siete años (los dos últimos no son obligatorios).

A pesar de todos los intentos por reformar el sistema de educación superior, el número de estudiantes que asiste a alguna de las universidades o facultades angoleñas es ínfimo, y aquellos que quieren obtener algún estudio superior como un grado o posgrado normalmente se van fuera del país, sobretodo a universidades europeas y norteamericanas.

Aunque la educación en Angola está mejorando, todavía hay más de un 40% de la población analfabeta. Para ayudar al estímulo y mejora de estas estadísticas, existe un buen número de organizaciones (entre ellas el ejército angoleño) que están construyendo centros de educación e impartiendo clases de lectura gratis para adultos a lo largo de todo el país, incluyendo aquellas zonas rurales en los que el acceso a la educación hasta ahora había sino mínimo o simplemente no había existido.