Universidades en Angola, carreras universitarias en Angola

En la última década, una considerable cantidad de energía política, social y económica ha sido invertida en el proceso de reconstrucción tras cerca de tres décadas de constante conflicto. Los problemas con el sistema de educación superior de Angola, y con otras áreas de educación y capacitación en el país, son resultado del caos provocado por la guerra civil que paralizó al país desde 1975 hasta 2002. Protagonizada por ejércitos de liberación rivales que anteriormente se habían unido en los esfuerzos por obtener la independencia de su país, la Guerra Civil de Angola tuvo un efecto devastador en la economía, infraestructura y fábrica social del país, particularmente entre los jóvenes y las escuelas – se ha reportado que cerca de la mitad de las escuelas del país fueron destruidas o dañadas severamente por las luchas y la restauración de la infraestructura física de edificios y equipo es el primer paso hacia la reconstrucción de la educación superior en Angola.

Actualmente, existen dos problemas principales que deben ser atendidos para que Angola desarrolle un sistema de educación superior de clase mundial: infraestructura y personal. La necesidad de infraestructura es suficientemente clara. No sólo los edificios escolares sino también los caminos, redes eléctricas, tuberías y otras obras públicas elementales fueron devastadas como consecuencia de décadas de guerra; esto impide que los estudiantes puedan llegar a sus clases y compromete la capacidad de los instructores para enseñar a sus alumnos de manera efectiva. La escasez de personas es un problema ligeramente más difícil. Como muchas otras naciones empobrecidas. Angola sufre de una severa fuga de cerebros – es decir, las pocas personas calificadas y con una adecuada capacitación que viven en Angola generalmente buscan oportunidades en otros sitios, dejando a su país con un déficit mayor de instructores y de personas con las habilidades técnicas necesarias.

La economía angoleña está comenzando a recuperarse tras el final de la guerra civil, pero el país aún tiene un largo camino que recorrer para alcanzar una paz verdadera. El motor de la recuperación económica – petróleo, diamantes y otros proyectos de explotación de minerales – se convierte en un arma de doble filo al ser también el motor de constantes conflictos en muchas partes del país. No obstante, estos proyectos de explotación han permitido que el gobierno tenga a su disposición recursos considerablemente mayores, y mucha de la riqueza resultante se ha concentrado en la reconstrucción de institutos y universidades.

También se han realizado esfuerzos para que exista un mayor grado de cooperación entre las instituciones de educación superior en Angola y sus similares en otros países alrededor del mundo. Un viaje reciente del ministro de educación a Vietnam se enfocó precisamente en trabajar en los detalles de este tipo de cooperación. Las visitas recientes del mismo ministro así como de diversos oficiales de menor nivel a las oficinas de la UNESCO han brindado al gobierno de Angola la oportunidad de expresar sus necesidades en un foro global.
Lentamente – y en algunas ocasiones también dolorosamente – el país de Angola está recogiendo los pedazos tras su larga guerra civil. Aún cuando el conflicto continua encendiéndose en ciertas áreas del país, no es tan severo como la guerra que golpeó totalmente a Angola hasta 2002. A medida que los institutos y universidades del país recobran su fuerza y avanzan hacia la recuperación educativa, existe una esperanza bien fundamentada de que Angola, en las próximas décadas, se volverá mucho más pacífica y tan próspera como lo fue en el pasado.